Luxemburgo es un país diminuto - oficialmente un Gran Ducado - que se asienta sobre poco más de 2.500 kilómetros cuadrados apretujados entre Alemania, Francia y Bélgica.
Entonces, ¿por qué es el segundo destino más importante del mundo para capitales extranjeros?
Por sus secretos.
Activistas dicen que tiene uno de los sistemas financieros más opacos del mundo y que por años ha sido un paraíso fiscal notorio, acusado de ser parte de un "eje de evasión fiscal" en Europa. Estos factores, combinados con la estabilidad que le da su ubicación en el corazón de la Unión Europea, convierte a Luxemburgo en un imán para los inversores del mundo entero.
A diciembre de 2019, 5,06 billones de dólares en inversiones de portafolio habían volado a Luxemburgo, más que Japón, Alemania o el Reino Unido. En un país de menos de 650.000 habitantes, entre los que solo la mitad son luxemburgueses nativos, hay 140.000 empresas.
Los extranjeros que montan empresas en Luxemburgo suelen hacerlo por una razón: "para desconectarse de sus holdings”, explica Gabriel Zucman, profesor asociado de la Universidad de California en Berkeley, que estudia los paraísos fiscales.
"Ese es el servicio clave que presta este segmento de la industria financiera: Desconectar a la gente de sus activos, crear opacidad financiera, dificultar la investigación de las autoridades", añade.
Tras años de presión de la Unión Europea, en 2018 Luxemburgo finalmente accedió a crear una base de datos que revelara la identidad de los beneficiarios finales (UBO en inglés) de todas las empresas registradas en su territorio.
El registro de UBO se instauró en marzo de 2019, pero tiene un defecto crítico: no se puede buscar por nombre de propietario, solo por el nombre de la empresa o el número de registro. Esto hace que sea mucho más difícil para periodistas y cualquier persona determinar quién es dueño de qué.
El nuevo registro de beneficiarios reales de Luxemburgo permite a los usuarios buscar por nombre de empresa o número de registro, pero no por propietario.
Alex Cobham, economista que dirige Tax Justice Network (Red por la Justicia Fiscal), dijo que esto mina el objetivo del registro: crear más responsabilidad y transparencia sobre las personas que están detrás de las empresas.
“En cambio, Luxemburgo parece que hubiera dificultado excesivamente el acceso a los datos y no garantizó que los beneficiarios de carne y hueso se pudieran identificar directamente”.
Sin embargo, el periódico francés Le Monde logró extraer los datos de la página web del registro y obtuvo 3,3 millones de documentos vinculados a más de 140.000 empresas con sede en Luxemburgo. Luego, los compartió con OCCRP y otros socios en todo el mundo, lo que permitió investigar sobre las personas que realmente son los beneficiarios de estas sociedades.
Hace tiempo que Luxemburgo es conocido por ser un paraíso para la evasión fiscal, pero la búsqueda en la base de datos de OpenLux reveló algunos nombres que sorprenden: Estafadores, un traficante de armas, figuras del crimen organizado, oligarcas y familiares de políticos del mundo entero. Todos pudieron abrir empresas en Luxemburgo, aparentemente sin que se prendieran las alarmas.
Es posible abrir una empresa en Luxemburgo por razones legítimas. Pero en algunos casos, descubrimos que unas se usaron para ocultar, mover y blanquear millones en dinero, acciones y todo tipo de bienes.
Ahora, en una serie de reportajes sobre estas empresas y sus dueños, OCCRP y sus socios intentan exponer – cuando es de interés público - conexiones entre personas y sus activos financieros, siempre que hacerlo sea de interés público.