Durante años, fiscales y periodistas argentinos no han terminado de entender el comportamiento de Meinl Bank, una institución financiera austriaca que compró parte de la millonaria deuda de Correo Argentino.
De manera reiterada, Meinl tomó decisiones que parecían favorecer a los Macri, mientras perjudicaba los intereses de los acreedores de los Macri. Incluyendo al propio Meinl Bank.
Ahora, una investigación de OCCRP y de La Nación revela que en 2005 el banco firmó un acuerdo secreto con una empresa offshore vinculada al patriarca de la familia, Franco Macri.
En el acuerdo, Meinl Bank dijo que gestionaría las demandas de varios acreedores de Correo Argentino a nombre de esta offshore - creada en el principado europeo de Liechtenstein - según consta en un informe de auditoría obtenido por el medio austriaco Profil y compartido con OCCRP.
Aunque se trata de una información novedosa e importante en el marco de una batalla legal de casi 20 años alrededor de las deudas de Correo Argentino, pues demuestra que Meinl tenía una relación comercial previa con Franco Macri, también deja muchas preguntas abiertas.
Por un lado, no es claro cuál era la finalidad exacta de este fideicomiso, ni cómo pudo Macri estar en condiciones de traspasarle deudas a Meinl.
Según un investigador especializado en la lucha contra el lavado de dinero que revisó la auditoría para OCCRP, el acuerdo sólo tiene sentido si Franco Macri o la empresa de Liechtenstein, Mervet Establecimiento Limited, fueran ya dueños de al menos una parte de la deuda de Correo Argentino. Pero no hay ninguna indicación pública de que realmente lo fueran.
El investigador, que trabaja para una agencia tributaria en un país europeo y pidió permanecer en el anonimato por no estar autorizado a hablar con medios, dijo que el acuerdo es inusual y complejo de entender.
Tampoco es claro porqué Meinl adquirió rápidamente los créditos de los principales acreedores privados de Correo Argentino. En todo caso, después de su sesión de compras, Meinl tenía el 38 por ciento de la deuda total de la empresa, lo que le daba un peso prominente en relación con otros acreedores. Una posición que terminó beneficiando a la familia Macri.
El banco también cometió graves incumplimientos, que podrían haber sido realizados en un intento de "ocultar los activos", según la auditoría, que fue realizada en 2015 por la consultora global PwC para el gobierno austriaco.
Es también llamativo que Meinl solo implementó en 2013, ocho años después de la firma del acuerdo, procesos requeridos de debida diligencia con Mervet. Apenas ese año el banco creó un documento conocido como “Know Your Client” (conozca a su cliente) y nunca hizo una evaluación de riesgos de Mervet.
Según revela la auditoría, eso habría un sido motivo suficiente para notificar el acuerdo a las autoridades. El experto en lavado de activos que revisó la auditoría dijo que estos fallos eran tan significativos que sugerían que hay connivencia entre Meinl Bank y Macri para ocultar su identidad.
El experto sugirió que el inusual montaje -en el que Meinl se convirtió tanto en acreedor como en socio de Franco Macri- puede haber tenido la intención de dar "a un cliente VIP privilegiado... un trato preferencial".
No es claro que ocurrirá ahora con las deudas de Meinl Bank, pues el banco cayó en desgracia y en 2020 se declaró en bancarrota después de involucrarse en un plan para desviar fortunas de bancos de Europa del Este. Peter Weinzierl, vicepresidente de la casa matriz del banco, dijo que no tenía información sobre el acuerdo de fideicomiso mencionado en la auditoría.
Franco Macri murió en 2019 y un portavoz de los Macri dijo que la familia no tenía conocimiento sobre su empresa en Liechtenstein.
"Correo Argentino nunca cedió nada a ningún Fideicomiso, ni forma parte ni conoce de la existencia de ningún acuerdo entre Mervet Establecimiento y Meinl Bank", indicó la familia a OCCRP.
Correo Argentino: El escándalo que acecha a los Macri
A ambos lados de la mesa
Ocho semanas después de que Mervet firmara el contrato secreto de fideicomiso con Meinl, el banco austriaco empezó a comprar las deudas de Correo Argentino a precio de remate, según documentos judiciales argentinos obtenidos por La Nación y OCCRP.
En 2001, cuando Correo Argentino se declaró insolvente, tenía deudas con varios acreedores privados, entre ellos la Corporación Financiera Internacional (CFI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a los que les debía cientos de millones de dólares.
El 7 de noviembre de 2005, Meinl Bank firmó un "contrato de cesión y asunción de responsabilidades" con la CFI. Según documentos judiciales examinados por La Nación, Meinl le pagó solo 2,9 millones de dólares por la deuda que CFI tenía con Correo Argentino, que sobre el papel valían 58,2 millones de dólares.
Menos de ocho meses después, Meinl hizo un trato similar con el BID, pagando 3 millones de dólares por pasivos de más de 63 millones de dólares con Correo Argentino. (El BID no respondió a varias solicitudes de comentarios, mientras que la CFI dijo que el acuerdo fue hace tanto tiempo que era imposible plantear las preguntas de OCCRP a las personas que en ese momento participaron en el proyecto).
Así, en menos de un año, Meinl Bank se convirtió en el principal acreedor privado de Correo Argentino, controlando deudas por valor de 121,3 millones de dólares, por las que pagó menos de 6 millones. Los documentos judiciales muestran que esto representaba el 38 por ciento de la deuda de Correo con los acreedores privados, pero el 71 por ciento de los votos “computables”, que son los que determinan el manejo del proceso de reorganización de Correo Argentino.
Ya con los acuerdos con el BID y la CFI asegurados, el socio secreto de Franco Macri estaba listo para jugar un papel de dominante en la negociación de la deuda de Correo Argentino, e incluso forzar un acuerdo para los demás acreedores privados de la empresa y determinar, en últimas, cuánto tendría que pagar la familia.
A ‘Fictitious Majority’
Según la ley argentina, si los acreedores que controlan dos tercios de la deuda de una empresa acuerdan un plan de pago, pueden imponerlo a otros acreedores. Si es aprobado por un juez, esta decisión se convierte en vinculante.
Así, Meinl Bank empezó a tomar decisiones que parecían favorecer a los Macri.
En septiembre de 2007, Meinl aceptó prorrogar los plazos del proceso de insolvencia, a pesar de que la medida teóricamente afectaría sus propios créditos. Un dictamen judicial posterior señaló que dicha prórroga sólo favorece a Correo Argentino, ya que "el paso del tiempo tiene como principal consecuencia licuar el crédito en prejuicio de los acreedores”.
En julio de 2007, Meinl aceptó una propuesta de los Macri que consistía en condonar el 50 por ciento de la deuda de Correo Argentino. Según los términos del plan, el 30 por ciento restante se pagaría en 15 cuotas anuales, con un interés del 5 por ciento, inferior a la inflación, y un período de gracia inicial de cinco años. El 20 por ciento faltante se pagaría con fondos que los Macri esperaban recibir del Estado argentino si ganaban juicios relacionados con el litigio de Correo Argentino.
Gracias, en gran medida, al peso de los votos de Meinl, los acreedores privados de Correo Argentino aceptaron el acuerdo.
Gabriela Boquín, la fiscal principal del caso, cuestionó la decisión, diciendo que no tenía sentido.
"Si se tiene en cuenta el carácter irrisorio de la propuesta (...) no cabe sino afirmar que el tercero que sustituyó al acreedor [Meinl Bank] ha votado en forma contraria a su interés como acreedor”, escribió en 2016 en un dictamen que es parte del procedimiento de xxxx de Correo Argentino.
A pesar de contar con la aprobación de la mayoría de los acreedores, el Estado argentino - como dueño de una parte de la deuda – rechazó el acuerdo.
Correo Argentino acusó al Estado de ser un "acreedor hostil", señalando que tenía el apoyo de los privados y pidió que lo excluyeran de las negociaciones. (Los jueces rechazaron esta petición).
Seis años después, Meinl volvió a apoyar una medida que favorecía a los Macri al aceptar convertir su deuda de dólares a pesos argentinos, una moneda que con el tiempo se ha desplomado frente a su par estadounidense. Una vez más, el acuerdo parece haber favorecido al Macris, ya que la moneda argentina se ha hundido en valor.
En 2001, cuando Correo Argentino quebró, 1 dólar era igual a 1 peso argentino. Cuando en diciembre de 2013 Meinl acordó cambiar su deuda, 1 dólar equivalía a 6,525 pesos. Hoy, un dólar alcanza los 93 pesos argentinos.
¿Qué incluye la deuda?
En 2016, Meinl tuvo un “peso determinante”, según la fiscalía, en un controvertido plan de pagos, que pretendía distribuir los reembolsos a lo largo de 15 años con una tasa de inflación por debajo de los intereses. Según los fiscales, la propuesta habría anulado el 99 por ciento de la deuda de 296 millones de dólares que Correo Argentino tiene con el Estado. El acuerdo fue aprobado de manera discreta por los acreedores y por el gobierno del entonces presidente Mauricio Macri. Pero los tribunales lo frenaron.
Por ese posible conflicto de intereses, Macri fue acusado de fraude a la administración pública en febrero de 2017. Nunca ha sido citado formalmente por estos cargos y el estado actual de la causa contra él no está del todo claro.
Mientras los Macri negociaban con sus acreedores, la auditoría austriaca muestra que los vínculos entre ellos y Meinl Bank se multiplicaban.
Esta indica que Mervet Establecimiento Limited, la offshore de Franco Macri en Liechtenstein, firmó otro acuerdo con el banco en 2006, esta vez en relación con créditos del banco con Socma, una de las principales empresas de la familia Macri. Luego, en 2008, Socma y Meinl firmaron otros dos documentos, incluido un acuerdo de reestructuración de la deuda, aunque la auditoría no da detalles sobre lo que implica.
Una vez más, los auditores señalaron que los nulos controles de debida diligencia de Meinl podrían ser una infracción a la legislación bancaria austriaca. Escribieron que las transacciones suscitaban "una sospecha de blanqueo de capitales" y, por lo tanto, deberían haber sido comunicadas a las autoridades.
La familia Macri recalcó a través de un portavoz que Socma y Meinl "no tienen ni tuvieron ninguna relación".
“Socma no cedió jamás ninguna gestión de demandas ni reclamos ni nada al Meinl Bank”, dijo el portavoz de la familia. “Socma reestructuró el total de sus deudas en forma directa y por sí misma, y lo hizo así con todos sus acreedores”.
Sigue sin estar del todo claro por qué Meinl llegó a estos acuerdos con las empresas de los Macri y por qué algunos de estos pactos parecen ir contra los intereses del banco. En todo caso, según la fiscalía, la prolongada duración de la disputa judicial ha jugado a favor de la familia Macri.
"Correo Argentino Se benefició con un estado de eterno concurso y logró suspender por más de quince años el pago a sus acreedores”, escribió Boquín, la fiscal comercial, en su dictamen de 2016.
Cuenta regresiva
Ya han pasado casi dos décadas desde que Correo Argentino cayó en desgracia. La empresa de los Macri, colmada de deudas, fue disociada del servicio postal y legalmente responde como “Correo Argentino S. A. s/ concurso preventivo”. La situación ha estado en un largo limbo, en el que los Macri, los acreedores liderados por Meinl Bank y el gobierno no han sido capaces de ponerse de acuerdo sobre un plan de pagos.
Pero ahora, la interminable batalla sobre el monto final de la factura podría estar cerca a terminar.
En las próximas semanas la jueza Marta Cirulli de Buenos Aires decidirá si acepta la propuesta de acuerdo presentada por los Macri, que ofrecieron pagar 1.000 millones de pesos (unos 10,7 millones de dólares) para saldar toda la deuda de Correo Argentino.
El Tesoro de la Nación argentina considera que es demasiado poco, estiman que la empresa debe por lo menos 46 millones de dólares. Los fiscales quieren que se declare la quiebra, lo que permitiría al tribunal embargar todos los activos de Correo y distribuirlos entre sus acreedores.
Si esto ocurre, los miembros de la familia que son accionistas de Socma – incluidos Gianfranco Macri y los hijos de Mauricio Macri – podrían terminar pagando las deudas de su propio bolsillo.
Así que no es de extrañar que los Macri estén presionando para que su propuesta sea aceptada. Argumentan que la mayoría de sus acreedores ya la aprobaron, incluido Meinl, antes de que quebrara.
“Es una propuesta inmejorable para todos los acreedores en concurso”, afirman.
Kornelija Ukolovaite (OCCRP) ha contribuido con su informe.