Por
No se suele pensar que Lituania, una pequeña nación del este de Europa a orillas del mar Báltico, sea un centro neurálgico del tráfico de cocaína.
Pero en diciembre, el gobierno estadounidense anunció que iba a tomar "medidas radicales" contra el narcotráfico mundial al imponer sanciones contra cinco lituanos, a quienes acusó de coordinar una extensa red de tráfico de drogas que se extendía por tres continentes.
¿Qué hacían exactamente estos lituanos?
La sanción estadounidense no ofrece muchos detalles. Pero periodistas de OCCRP y de su socio lituano Siena.lt ya estaban investigando ese mismo grupo de lituanos, tras advertir que autoridades de Australia y de Colombia sospechaban que coordinaban envíos de droga.
Uno de ellos, Rokas Karpis, es muy conocido en Lituania porque lo detuvieron en Nueva Zelanda por narcotráfico, de donde huyó en 2001 usando una identidad falsa mientras estaba en libertad bajo fianza.
Karpis, que era conocido como Rokas Karpavičius cuando fue arrestado, es hijo de un destacado empresario lituano. Permaneció en libertad durante una década, pero fue detenido en Letonia - otro país báltico - en 2011 y extraditado a Nueva Zelanda. Durante su juicio, medios de comunicación locales lo apodaron el "global kingpin” ( “capo global” en inglés), por su liderazgo en una organización de narcotráfico y lavado de dinero.
Fue condenado a más de 11 años de prisión, pero en 2016 le otorgaron la libertad condicional y le deportaron a Lituania. En los últimos años ha mantenido un perfil bajo y afirma haberse reinventado como comerciante de divisas. También cambió su nombre a Rokas Karpis.
Pero el año pasado, los periodistas de OCCRP advirtieron que las autoridades sospechaban que Karpis, el “global kingpin”, seguía traficando droga. Incluso tras salir de prisión.
Un documento de NarcoFiles, una filtración de correos electrónicos de la Fiscalía General de la Nación de Colombia, indica que Karpis lideraba un grupo vinculado a una importante incautación de cocaína en 2017 en un velero llamado Afalina.
El informe - elaborado por investigadores colombianos pero basado en buena medida en información policial de Australia - viene de la llamada Operación Edge-Dale. En esta colaboración internacional, autoridades de seis países se coordinaron tras la interceptación del velero Afalina. El documento describe una "organización lituana de narcotraficantes" que, indica, era codirigida por Karpis.
El memorando también señala que Karpis guiaba la operación ilegal con otro lituano, Virginijus Labutis. Sin embargo, ninguno de los dos fue acusado por el cargamento del velero Afalina y estas sospechas nunca vieron la luz.
A diferencia de Karpis, Labutis no es muy conocido en Lituania. Pero fue detenido en septiembre en Colombia y extraditado a su país de origen, que lo solicitaba por presunto tráfico de cocaína.
Tres meses después, Estados Unidos sancionó a Labutis y a Karpis por presuntamente coordinar envíos internacionales de droga y trabajar con grandes grupos criminales como el cártel mexicano de Sinaloa.
El abogado de Karpis declinó contestar a los periodistas, mientras que Labutis se encuentra detenido en Lituania y no está disponible para hacer comentarios. Se desconoce el paradero actual de Karpis, aunque la sanción estadounidense indica que residía en España.

Rokas Karpis, en la foto esposado a la salida del aeropuerto de Auckland en octubre de 2012. Fue extraditado a Nueva Zelanda por cargos de narcotráfico y lavado de dinero tras pasar un año en una prisión letona después de su detención en virtud de una orden de Interpol.
Según Mindaugas Lankauskas, criminólogo lituano de la Universidad de Vilna, las nuevas revelaciones sobre Karpis y Labutis plantean la posibilidad de que los lituanos estén asumiendo un papel nuevo y más activo en el tráfico internacional de drogas.
"Los lituanos suelen ocupar puestos logísticos. Eso significa que pueden mover cargamentos [de cocaína], puede que compren algunas cantidades, pero no suelen estar en lo más alto de la cadena", dijo Lankauskas.
Las sanciones de diciembre demostraron que las presuntas operaciones de Karpis y Labutis eran "lo suficientemente graves" como para provocar la acción de Estados Unidos, añadió.
La policía lituana confirmó su participación en la operación Edge-Dale e hizo eco al análisis de Lankauskas.
“Las sanciones [estadounidenses] aplicadas a estos individuos demuestran la magnitud de sus delitos y el peligro que representan”, afirmó la Oficina de Policía Criminal en una declaración a Siena.
El jefe de la policía criminal de Lituania, Arūnas Maskoliūnas, declaró a los periodistas que Karpis es "conocido" por las fuerzas del orden, pero dijo que no podía hacer comentarios sobre investigaciones en desarrollo.
"Global Kingpin" Limited
Tras ser expulsado de Nueva Zelanda y cambiar de nombre, Karpis pareció pasar la página y se estableció como hombre de negocios.
Creó nuevas empresas, incluyendo una sociedad suiza que operaba una aplicación de mensajería cifrada ultrasegura llamada Kraden. También fundó una empresa en el Reino Unido que bautizó Global Kingpin (IP Holdco) Limited, retomando el apodo que los medios neozelandeses le pusieron.
Aunque Global Kingpin declaró a las autoridades británicas que su propósito era "publicar videojuegos", no hay indicios de que así haya sido. Los periodistas no pudieron encontrar ningún videojuego lanzado por Global Kingpin y la empresa no presentó estados financieros.
Además, el australiano David Thackray, el copropietario de la empresa tiene un historial delictivo similar al del propio Karpis. Thackray fue detenido en Nueva Zelanda en 2014 después de que una mula fuera sorprendida en el aeropuerto de la capital Auckland con un kilo de cocaína en una almohada de viaje.
Condenaron a Thackray a 12 años de prisión y obtuvo la libertad condicional en febrero de 2018, unos meses antes de la creación de Global Kingpin (Thackray no pudo ser contactado para enviarle un cuestionario). Estados Unidos también incluyó a Thackray en su sanción de diciembre de 2024 contra la banda de narcotraficantes.
Global Kingpin se disolvió en 2019 y no fue posible contactar a un representante de la empresa para que hiciera comentarios sobre sus actividades.
Estados Unidos también indicó en su sanción de 2024 que narcotraficantes usaron Kraden, la aplicación de mensajería cifrada de Karpis. La empresa matriz y un lituano que ayudó a dirigirla fueron asimismo sancionados.
Karpis no respondió a las peticiones de comentarios que se enviaron a través de su abogado sobre sus intereses empresariales .
El rastro de Karpis en un caso de narcotráfico en Nueva Zelanda
"El testamento del millonario"
También hay pruebas de que en los últimos años Karpis tuvo nexos con Labutis, el lituano acusado de narcotráfico.
Cuando el padre millonario de Karpis falleció en 2019, su familia y sus socios se disputaron el control de los bienes que dejó. La batalla saltó a los titulares y en 2023 el periodista lituano Dailius Dargis publicó un libro sobre Karpis y su padre: El testamento del millonario.
En el libro, Dargis escribió que un viejo "amigo" de Karpis se dio cuenta en 2020 de que la policía lituana lo vigilaba. Por eso, Karpis impulsó una demanda en 2023 que fue finalmente desestimada. Pero el fiscal del caso informó a los periodistas de Siena que el “amigo” era Labutis. (El tribunal de distrito de Vilna que se encargó de la demanda no quiso compartir una copia de la sentencia, argumentando que el caso tenía relación con un caso en curso).
Entre tanto, en la batalla por el control de las empresas de su familia, Karpis logró en 2022 apartar a sus parientes de la dirección de UAB Karpis, un holding clave en el imperio empresarial de su difunto padre.
Un tribunal nombró un administrador, pero documentos judiciales muestran que se permitió que Karpis recomendara a la persona designada por el tribunal. El administrador acabó reemplazando toda la junta de UAB Karpis y abrió la puerta para que la hermana de Labutis, Asta Daminaitė, formara parte de esta junto a un antiguo socio de Labutis. Daminaitė terminó siendo presidenta de la empresa.
El administrador designado por el tribunal, Egidijus Langys, negó que actuara en interés de Karpis cuando Daminaitė fue nombrada miembro del consejo de administración.
Daminaitė le indicó a Siena que nunca conoció a Karpis. Añadió que estaba al tanto de la detención de su hermano en Colombia y que esperaba que "la investigación se terminara en el menor tiempo posible."
Laima Gerasičkinienė, la abogada de Karpis, dijo que no estaba autorizada a “mediar en la relación entre su cliente y periodistas”. Así que no le reenvió preguntas a Karpis.
Siena también envió solicitudes de comentarios por escrito a las direcciones de Karpis en Lituania, que no obtuvieron respuesta.
El tercer lituano
En los documentos colombianos, la Fiscalía de Colombia señala que Karpis y Labutis coordinaron un cargamento de droga en el velero Afalina. La embarcación fue interceptada por la marina francesa en julio de 2017 en medio del océano Pacífico. Iba rumbo a Australia desde Sudamérica con una tripulación de tres lituanos y un letón. Y con 1,5 toneladas de cocaína a bordo.
El memorando de inteligencia filtrado de la Operación Edge-Dale también sostiene que Saulius Staškus, otro de los lituanos sancionados por Estados Unidos en diciembre, supervisaba a la tripulación del Afalina.
Esto coincide con el testimonio de los propios tripulantes, que fueron juzgados y condenados por narcotráfico en Nueva Caledonia, un territorio insular semiautónomo francés en el Pacífico. Documentos del proceso, obtenidos por OCCRP, indican que todos los miembros de la tripulación declararon haber tratado con Staškus.
Staškus negó las acusaciones y declaró a los periodistas de Siena que no tenía nada que ver con el velero Afalina o con su tripulación. Añadió que no tenía ninguna relación con Karpis o Labutis.
¿Un segundo cargamento?
El nombre de Staškus también se citó en otro caso de tráfico de cocaína en Argentina en 2020, en el que declararon culpables a dos lituanos. Un testimonio en ese proceso afirma que el mismo velero Afalina interceptado en aguas del Pacífico se usó al menos una vez para entrar a Argentina en 2015 y que Staškus era uno de los dos tripulantes a bordo.
No hay constancia de que Staškus haya sido acusado de ningún delito en el caso. Staškus declaró a los periodistas que conocía a algunos de los lituanos mencionados en la sentencia, incluida la persona que supuestamente viajó a Argentina a bordo del Afalina, pero afirmó que nunca habían navegado juntos.
La operación Edge-Dale parece haber concluido sin resultados directos. El documento de la Fiscalía de 2021 afirma que la pandemia de Covid-19 frenó el plan de enviar el cargamento de dos toneladas de cocaína a Australia. Por eso terminaron “vendiendo los barcos”. En la página web de la Fiscalía de Colombia el caso figura como inactivo. La Fiscalía no respondió a las preguntas que se le enviaron sobre el caso.
Jean-Alexis Gallien-Lamarche, Miglė Krancevičiūtė y Sophia Stahl (Paper Trail Media) contribuyeron a este reportaje.